Algunos tucumanos tuvieron que esperar largos meses para dar el “sí”. Sólo cuando la vacunación se afianzó se reanudaron los preparativos. Si algo enseña la pandemia es que todos los planes a futuro pueden deshacerse de un día para otro y reestructurar la vida por completo.
Aunque la convivencia sostenida e intensificada por el aislamiento impuesto por la cuarentena (la de la Argentina fue la más larga del mundo) fueron determinantes en muchos casos de rupturas, lo cierto es que en Tucumán, cuanto menos en términos estadísticos, surtió un efecto contrario cuantitavemente superior a los desenlaces negativos.
Mientras que en Buenos Aires el número de actas matrimoniales fue menor que el de las resoluciones de divorcios, aquí pasó lo contrario.
Sandra González, Jefa de recepción de Matrimonios del Registro Civil de San Miguel de Tucumán, explica que el año pasado tuvieron muchos casamientos. “Todos los que no se pudieron celebrar en 2020, los concretamos en el 2021” afirmó.
“En 2020 no tuvimos casi casamientos. Era lógico: ese año no trabajamos durante tres meses por las restricciones. Regresamos durante un par de días, pero luego volvimos a cerrar las oficinas”, recordó.
Los datos muestran que antes del coronavirus se concretaban en promedio entre 700 y 800 matrimonios por año. Durante la pandemia bajó el número de uniones. Sin embargo, a finales de 2021 se contabilizaron 1.076 matrimonios: unos 300 más que años anteriores.
“Tuvimos mucha gente que venía para regularizar su situación, parejas que están hace muchos años juntas y por la cantidad de contagios y el panorama incierto, tuvieron miedo y se acercaron a regularizar los papeles para dejar todo en orden”, diagnostió González, en diálogo con LA GACETA. Según dijo, hubo muchos casos de divorciados que terminaron de resolver su situación y se casaron en segundas nupcias.
En lo que respecta a los divorcios, González explica que buena parte de los trámites que se oficializaron durante 2021 eran de larga data y no se habían desencadenado durante la pandemia. “Hubo una porción importante de divorcios en los que las partes llevaban mucho tiempo separadas, pero por problemas económicos no habían podido costear un abogado para formalizar los trámites en la Justicia. Después de cuatro y hasta cinco años, se decidieron a resolverlos. Todo el trámite se realiza en Tribunales. Una vez terminado, ingresa aquí y se lo registra en el acta de matrimonio”, explicó.
En 2020 se registraron unos 500 divorcios. El año pasado la cifra rondó los 900. “Se han incrementado de un año a otro, pero hay muy poca relación respecto de los efectos de la pandemia sobre las parejas”, subrayó.
González precisó que actualmente, en lo que respecta a trámites de divorcios, están trabajando con normalidad, mediante de turnos, “ya que la gente no presenta los oficios en formato papel en Mesa de Entradas, sino que ahora todo es digital, lo que permite acortar los tiempos burocráticos”.
El que espera, desespera
En 2019, justo para el Día de la Madre, Pablo Coronel le propuso matrimonio a su pareja: la mamá de sus dos hijos. Ignoraba, por supuesto, que un virus iba a paralizarlo todo.
“Cuando fuimos al Registro Civil nos dieron fecha para septiembre del 2020. Luego comenzó la pandemia, se vino el aislamiento y las restricciones. En ese momento se comunicaron con nosotros para modificar la fecha y nos dieron un nuevo turno para marzo del 2021”, recapitula.
Luego de atravesar los meses de confinamiento en los que no se podían organizar fiestas ni reuniones sociales, las restricciones comenzaron a ser morigeradas. Luego llegó la apertura las actividades comerciales y volvieron a permitirse los encuentros, aunque reducidos. “Para entonces tuvimos el casamiento de una prima y ahí nos comentaron que el Registro Civil ya había reanudado sus actividades. Fuimos a averiguar y nos confirmaron el turno de marzo de 2021. Pero cuando llegó la fecha todo se había complicado otra vez y nos volvieron a llamar. Pero esa vez ya no nos reprogramaron el turno sino que, directamente, nos dijeron que debido a la situación no sabían cuándo podía concretarse el trámite”, describe.
Tras idas y vueltas consiguieron una nueva cita: 14 de mayo del 2021. “Comenzamos a preparar todo el papeleo, teniendo en cuenta que en tiempos de pandemia era más complicado conseguir la documentación”, afirma.
Cuando comenzó mayo decidieron comunicarse a través de mensajes de texto (no estaban habilitadas las consultas presenciales) para saber cuantas personas podían acompañarlos y con qué elementos debían contar.
“Primero nos dijeron que solamente los novios y los padrinos: yo quería que mis hijos estén presentes. Era una constante de consultar, averiguar, preguntar, todo el tiempo cambiaban las medidas y las restricciones. Al final nos dijeron que solamente permitían un grupo pequeño de gente”, rememora. Pero no hubo caso: tampoco fue esa vez.
La unión civil se concretó finalmente el 25 de septiembre, en el mismo salón de la fiesta.
Para entonces, ya era común celebrar los casamientos con pocos invitados y más protocolos: al aire libre, con mesas distanciadas, con chequeo de temperatura, y con barbijos tapando las sonrisas para la foto. (Producción Periodística, Graciela Di Vico).